La leyenda de Hollywood gruñendo a una silla vacía perdurará infame como el momento en el que un señor mayor secuestró la reunión más importante de un partido nacional para regañar al presidente.
Habló anoche con un Obama invisible en una actuación que parecía escrita por Timothy Leary e interpretada por Cheech & Chong, Clint Eastwood envío al hogar de millones de espectadores el mensaje central de la convención nacional republicana de este año: Somo ilusos y estamos al margen de la realidad, ¡vótanos!
La grabación de Eastwood divagando y farfullando sobre su "Harvey"—el presidente Obama—será reproducida al público dentro de cientos de años como el momento más estrafalario de la historia de las convenciones. La gente del futuro no sabrá nada sobre Dirty Harry, Josey Wales o Million Dollar Baby. Sabrán sobre la noche en la que un señor mayor secuestro la reunión más importante de un partido político nacional para poder decir literalmente al presidente que se hiciera algo a sí mismo (joderse a sí mismo). En ese breve momento (y hoy en día solo se necesita un momento, véase a Anthony Weiner) Clint invirtió y redefinió cómo será recordado por las generaciones más jóvenes y las futuras.
Hace algunos años, durante los premios cinematográficos National Board of Review celebrados en Tavern on the Green en New York, yo estaba presente para entregar uno de los honores. Cuando le tocó a Eastwood aceptar el suyo, se dirigió al micrófono y gruñó para la audiencia, "Si alguna vez te presentas en mi casa con una cámara, te dispararé a primera vista". El público se rió, yo me reí, pero la persona que emitió la amenaza no se estaba riendo. Eso me asustó un poco. Me aseguré de que nunca pisaría el césped de Clint Eastwood.
Pero como ya he dicho, el mejor resultado de anoche es que mostró lo alejados que están hoy en día los republicanos de la realizada. Es como si quisieran divorciarse de nosotros, la corriente central americana para poder irse a vivir al país de las violaciones legítimas y glaciares que no se derriten. La mayoría de los americanos no viven en ese planeta de locos y dudo que haya muchos que quieran mudarse allí.
Gracias Clint, ¡me has alegrado el día!